Al volante del B151516

26.02.2013

Pese a este comportamiento lento y cierta falta de agilidad, este primitivo modelo nos ha transportado a una época de 1957.

Texto: Rubén Sánchez / Fotos de archivo


Con el juego de llaves en la mano me dispongo a probar el 600 más antiguo que se conserva hasta la fecha, actualmente propiedad de la colección Seat en rodaje. Me presento en la plaza del parking donde se encuentra descansando bajo una funda de Seat.

Una vez frente al coche ya destapado y en perfecto orden de marcha, abro la puerta y me acomodado en el asiento del conductor. Después de un pequeño ajuste de asiento, acción que simplemente se reduce a mover el asiento hacia delante o hacia atrás, me encuentro listo para arrancar.

Finalizadas las comprobaciones del carburante, me vuelvo a acomodar en el asiento del conductor, ya preparado para arrancar, acciono la llave hacia la derecha esperando el primer rugido de arranque del motor, pero no, en realidad he encendido las luces de posición, cortas, largas... dado que, en los primera serie, el conmutador de las luces se encuentra en el centro del salpicadero y se accionan con la propia llave de contacto. Para poder arrancar debo situarme en la parte del freno de mano, ahí, se encuentra una pequeña palanca, esta es la que acciona el motor de arranque al tirar hacia arriba, así, el pequeño motor de este seat 600 empieza a rugir tras un par de intentos, sin mayor dificultad.

Mantengo el ritmo del motor con el pedal hasta que este empiece a coger temperatura, momento en el que me paro a pensar la de cosas que se habrán vivido en el interior de este pequeño habitáculo. Recuerdo cuando hace un tiempo, el que fue el primer propietario, Don Silvio del Arco, que fue director técnico de la Seat en el momento de la producción del Seat 600, nos comentaba el disfrute que había tenido con su familia en este pequeño utilitario, recuerdo incluso, las fotografías que nos trajo con su familia en las que aparecía este coche...

Después de varios minutos, y ya con el motor atemperado, engrano la primera y salgo al tráfico rodado por la calles de Barcelona.

Durante el tráfico rodado, advertimos que no tenemos intermitentes en la columna de dirección ya que estos están situados en el centro del tablier justo encima del conmutador de las luces, con un funcionamiento muy simple, posición centro intermitentes parados, posición izquierda intermitentes a la izquierda y posición derecha, intermitentes a la derecha. Durante los primeros minutos me cuesta hacerme con ellos, pero poco a poco me acabo acostumbrado.

Enseguida noto que, pese a ser un vehículo pequeño, su agilidad es pésima, y la circulación entre los vehículos actuales no es del todo cómoda, la demanda de potencia es mínima y la respuesta de frenada es lenta. No obstante, esto pasa a segundo o plano ya que me impresiona la de caras de felicidad que puedo observar de la gente al ver pasar este 600, incluso comentarios de admiración durante las paradas en los semáforos, "yo tuve uno cuando era joven" me comenta un señor mayor, o "que matricula más baja" me comenta, incluso, una amable pareja de la guardia urbana felicitándome por el estado en el que se encuentra el coche.

Llevo prácticamente una hora circulando por las calles de Barcelona y solo he tenido buenos momentos al volante, es un coche antiguo, no tiene potencia, el recorrido de frenada es algo largo, pero sin duda es un transporte al pasado... y mientras estoy disfrutando de mi paseo, de golpe en un semáforo el motor se cala, ¡pánico! Semáforo en verde y el pequeño motor del 600 no quiere arrancar. En mi cabeza solo espero empezar a escuchar los pitidos de los coches de atrás pero nada más lejos de la realidad. Enseguida se me acercan viandantes "¿empujamos?" Me bajo del 600 y observo como el coche de atrás encendiende los "warnings" se baja también a empujar. En un momento había tanta gente empujando que casi no se veía el coche, así que en nada estaba apartado de la circulación. Una vez apartado y agradecido por la enorme ayuda que se ha mostrado sin pedirlo, me decido a intentar averiguar que ha podido pasar, y por mi sorpresa al probar el motor de arranque... arranca a la primera, misterios de los clásicos... así que de nuevo listo, me vuelvo a incorporar a la circulación sin notar absolutamente nada que pudiera estar fallando.

Después de media hora más, pongo rumbo al parking donde descansa al paso del tiempo.

En poco más de 10 minutos me presento en el parking de la colección, aparco el coche en su correspondiente plaza, se le quita un poco el polvo que puede haber cogido durante estas dos horas y se vuelve a tapar con su funda. A la espera de la próxima salida.

Después de concluir esta experiencia dinámica a bordo del Seat 600 primera serie de 1957, puedo constatar dos cosas; que pese a tener unas prestaciones mínimas no exime de un enorme disfrute y de poder "viajar" al pasado y segundo, que los recuerdos de una inmensa mayoría de gente se disparan y les hace volver al pasado recordando vivencias, experiencias, explicándotelas como si de toda la vida te conocieran, cuando tan solo llevas hablando el tiempo que dura un semáforo en rojo.