Seat en Rodaje y Milmarcos
Desde sus inicios la colección se ha ido guardado en varios sitios, hasta que en el año 2005 se centralizo en un parking situado en el barrio del Raval de Barcelona, durante estos años la colección se ha ido ampliando pero bastante hermética a la afición.
Nuestros seguidores y aficionados se interesaban por saber donde estaba o la posibilidad de verlos, pero las instalaciones no cumplían con unos mínimos para poder disfrutar de ellos, así pues que durante muchos años, nuestra mente bullía con la idea de crear un espacio completamente nuevo, este nuevo lugar tenia que cumplir tres condiciones esenciales que considerábamos cruciales para su éxito y relevancia.
Guardar la colección
Con la intención y deseo de preservar y proteger todos los coches a lo largo de los años teníamos que localizar el espacio para que pudieran estar todos juntos en un único punto.
Mantener la colección
La parte más importante, nuestra colección esta viva, todos los coches funcionan todos tiene itv, todos tienen seguro, todos ¡Salen a rodar! No bastaba con simplemente guardarla; también debíamos mantenerla, para ello tenia que tener un espacio de taller para reparaciones y mantenimiento.
La colección evoluciona y se adapta a medida que pasan los años, incorporando nuevas adquisiciones, ideas y perspectivas.
Recibir a la afición
La chispa que encendía la pasión de nuestro proyecto. No queríamos que nuestra colección continuará siendo un secreto bien guardado. Queríamos compartir nuestra pasión con otros entusiastas y brindarles un espacio donde pudieran explorar, aprender y conectarse con lo que tanto amábamos, crear una nueva comunidad, un nuevo espacio, un nuevo punto de reuniones de aficionados que se formaría en torno a este espacio sería el alma de nuestro proyecto.
Fue en el año 2018, durante un fin de semana de desconexión en nuestro querido pueblo, situado en el corazón de la España rural en Milmarcos, que una idea se nos presentó de manera casi mágica…
El día de la revelación.
Era una tarde de octubre, y nos encontrábamos en la plaza del ayuntamiento de Milmarcos, disfrutando de una animada tarde con amigos y vecinos. La conversación fluía animadamente mientras saboreábamos nuestras bebidas. En la mesa, tres figuras fundamentales para nuestro proyecto estaban presentes: Jaime Sánchez, alma mater de la colección, Ana su mujer y Rubén Sánchez, en ese momento a cargo de la gestión.
En medio de charlas sobre la tranquilidad que se respiraba en aquel rincón del mundo, de repente, una revelación asaltó nuestras mentes. La idea era, sin duda, audaz, incluso descabellada, dadas las complejidades logísticas que implicaba, pero en ese momento, la pasión y el entusiasmo se apoderaron de nosotros.
¿Y si trasladábamos aquí, a Milmarcos, nuestra preciada colección?
El silencio se apoderó de la mesa, y las miradas de Jaime y Rubén se encontraron en un instante mágico de complicidad de padre e hijo, Ambos comprendieron al instante el potencial de esta loca idea. Milmarcos, nuestro pueblo natal de donde viene toda nuestra familia, lugar donde nos hemos criado y crecido y con su serena atmósfera y la hospitalidad de los vecinos, podía ser el lugar idóneo que habíamos estado buscando durante tanto tiempo. Era el escenario perfecto para cumplir nuestras tres condiciones esenciales: guardar la colección, mantenerla y, lo que era aún más estimulante, recibir a la afición en un entorno verdaderamente especial.
Misión Milmarcos
A partir de ese momento, nuestra visión comenzó a tomar forma. La conversación en la plaza del ayuntamiento de Milmarcos marcó el inicio de un proceso que nos llevaría a convertir esta audaz idea en una realidad tangible. No importaba cuán desafiante fuera el camino por delante, la chispa de la inspiración se había encendido y con determinación, estábamos dispuestos a convertir nuestro sueño en realidad.
La primera etapa de nuestra ambiciosa idea fue encontrar la ubicación perfecta para la nave que albergaría nuestra colección. Sabíamos que esta decisión era crítica y que debía cumplir con varios requisitos clave. En primer lugar, debía situarse en el núcleo urbano del pueblo de Milmarcos. Nuestro deseo era que la gente asociara Milmarcos con nuestro proyecto, y eso solo sería posible si nuestra colección se encontraba en el corazón del pueblo.
Además, buscábamos un lugar que fuera accesible y cómodo para visitar, por lo que evitamos calles angostas y pendientes pronunciadas que pudieran dificultar el acceso. Queríamos que tanto los vecinos como los visitantes se sintieran bienvenidos y cómodos al explorar nuestro espacio. La idea de un lugar inclusivo y acogedor era fundamental para nosotros.
Por último, pero no menos importante, necesitábamos espacio amplio para aquellos aficionados que quisieran venir a visitarnos. La facilidad de estacionamiento y la proximidad a nuestras instalaciones eran consideraciones importantes para asegurar que la visita a nuestra colección fuera una experiencia placentera.
Armados con estos requisitos, nos embarcamos en la búsqueda de la ubicación ideal, rastreando diferentes solares y propiedades abandonadas en Milmarcos. Fue un proceso que requirió tiempo y esfuerzo, pero estábamos decididos a encontrar el lugar perfecto que cumpliera con nuestras condiciones y nos permitiera convertir nuestro sueño en una realidad palpable.
La vida a veces nos sorprende de maneras inesperadas, y en este caso, no fue diferente. Una mañana de noviembre de 2019, como cualquier otra, estábamos disfrutando del característico café de las 10 en el bar de Milmarcos. Sin embargo, lo que ocurrió a continuación cambiaría el rumbo de nuestro proyecto de una manera que nunca habríamos imaginado.
Fue un constructor local, alguien que conocíamos de la zona, quien nos dio la noticia reveladora: "Voy a vender el solar de delante de la balsa, no sé si te interesaría". En ese momento, nuestras miradas se encontraron, y supimos que estábamos ante una oportunidad única. Era como si el destino mismo hubiera intervenido, ofreciéndonos el regalo que habíamos estado buscando: la ubicación perfecta que cumplía todos los requisitos que habíamos soñado.
Después de meses de negociación y planificación, en marzo de 2020, justo dos días antes del confinamiento domiciliario debido al COVID-19, firmamos las escrituras que hicieron oficial la adquisición de ese solar. Era el comienzo de una nueva fase en nuestro proyecto, la etapa en la que nuestro sueño se convertiría en una realidad tangible.