Una compra agridulce
Nuestro Seat 850 sport, conocido popularmente como Spider, lleva con nosotros desde el 12 de diciembre de 2001.
A diferencia de otros vehículos este tiene una historia un tanto triste.
En una época en la que internet todavía no estaba plenamente desarrollada, el procedieron más habitual para localizar candidatos era él boca-boca.
Y así fue, avisados por un aficionado en comun fuimos a ver al candidato a Terrasa y cuál fue nuestra sorpresa al ver que llevaba montado de origen un flamante hard-top, la verdad es que no lo dudamos, aceptamos las condiciones del vendedor y cerramos el trato.
Pero ... de repente ... en vendedor estalla en llantos, vaya situación más incómoda ... no sabíamos que le pasaba, después de unos minutos nos confesó que el motivo fundamente de la venta era para resolver un problema económico y que se le partía el corazón por tener que vender su spider.
Naturalmente nosotros le aconsejamos que, si no era de imperiosa necesidad que no lo vendiera, pero al parecer el tema era serio y ya estaba mentalizado y resignado.
Días más tarde fuimos a recoger el coche, que estaba igual que se ilustra en estas fotos, no le hemos hecho nada.
Aunque algo más tranquilo, el vendedor mostraba una enorme y profunda tristeza, el tema fue rápido, firmamos la documentación y nos marchamos, yo me fui al volante del spider y poder constatar por el retrovisor que el vendedor, subido ya en un banco, no dejo de fijar la mirada de su spider hasta que lo perdió de vista.
Ese mismo día, recogí a mi hijo Rubén en el cole, tenía 14 años y todavía lo recuerda como si fuera hoy mismo, hoy en día es el fleet manager de la colección.