Fabricado por Fiat, con una producción que apenas supera las 2,300 unidades en todo el mundo, podemos afirmar con casi total seguridad que la que se encuentra en España es la única de su clase en el país. Pero, ¿qué hace que este vehículo sea tan excepcional? No es solo su rareza numérica, es su singularidad en el mercado automovilístico español. Con el volante en el lado derecho, nos transporta a una época en la que los viajes eran una aventura y conducir era una experiencia más cercana a la esencia de la carretera. Su interior, sencillo y funcional, es un testimonio de una época en la que la información necesaria se presentaba de manera directa y sin distracciones.

No corre, no es ágil, en ocasiones se calienta y en otras no quiere arrancar. La evolución de los vehículos le ha avanzado dejándolo atrás, coche eléctrico, subs, híbridos, grandes berlinas o deportivos de alta velocidad. Pero algo tiene, una atracción, desde un niño que lo señala con el dedo sorprendido mientras tira del brazo de su madre, a un anciano que le saca una sonrisa al recordad su juventud o un Milenial que no acaba de entender de donde ha salido ese coche. Algo tiene que, cuando sale a la calle, no deja indiferente a nadie.

Su cuidador, Rubén Sánchez.